Disfrutar de una taza de café de camino al trabajo. Comer una hamburguesa mientras se conduce. Son actividades que muchos de los San Antonio realizan a diario mientras conducen. Pero al mismo tiempo, estas mismas personas probablemente no se atreverían a beber y conducir o incluso a hablar por el móvil mientras están al volante. Esto se debe a que tienen arraigado en la cabeza que tales actividades merman su capacidad para conducir o desvían su atención de la carretera. Sin embargo, comer también supone un riesgo, pero pocos lo consideran así.
La información recopilada por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera dice lo contrario. Las conclusiones del estudio (compartidas por el sitio web Drive-Safely.net) demuestran que comer mientras se conduce puede aumentar las probabilidades de sufrir un accidente hasta en un 80%. Muchos pueden dudar de esta afirmación por suponer que comer se ha convertido en algo tan natural que apenas requiere reflexión. Sin embargo, tras analizar las distintas formas de distracción al volante, cabe pensar lo contrario.
Datos compartidos mediante un esfuerzo conjunto entre la Alianza del Automóvil y la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos muestra que existen tres tipos de distracciones al volante:
Comer provoca cada una de estas distracciones tanto como hablar por teléfono o enviar mensajes de texto. Incluso puede suponer un riesgo mayor, dado que mucha gente lo hace sin pensárselo dos veces. Sin embargo, quienes causan accidentes de tráfico por distraerse mientras comen pueden ser tan responsables como los conductores que participan en formas más reconocidas de conducción distraída.